viernes, 28 de agosto de 2009

Quédate con el cambio

Y entonces pasa. Cuando menos te lo esperas, cuando más acostumbrado estás, cuando has dejado de buscarlo, averiguarlo e incluso desearlo, llega.

Los cambios son algo a lo que estamos expuestos, cambios de todo tipo y a los que nos tenemos que adaptar, queramos o no. Hay cambios para bien, para mal y para peor. Cambios personales y profesionales, sociales y hasta climáticos. Pero una vez nos vemos envueltos en él, ¿cuál es nuestro papel? Debemos aceptarlo, y tragárnoslo sin masticar; y de ninguna manera se nos permite escupirlo y mucho menos vomitarlo. Nadie nos indica cómo pero tenemos que seguir, en el camino aparecen nuevos lugares, nuevos conocidos y desconocidos, nuevos compañeros y también nuevos amigos y enemigos. Y ahí estamos nosotros, afrontando las nuevas como buenamente podemos, solos ante el peligro, a veces acompañados, pero viviendo –o malviviendo-; y es que por muy (des)afortunados que sean, nadie acaba nunca de acostumbrarse a los cambios, ese caos, ese desconcierto, esa confusión, … que a cambio, es lo único que recibimos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario